Instituto Universitario Provincial

por Romeo César

A mis oídos “universitarios”, el anuncio de la “universidad provincial” sonó desde un comienzo a un instituto de capacitación técnica y laboral de nivel terciario (no estuve errado porque acabo de oír por radio que piensan implementar 19 tecnicaturas o más).

Para el gobierno provincial tendrá la ventaja de poder regir y controlar ese instituto terciario desde Fontana 50, no hay duda, con los fondos frescos aportados por las regalías petroleras de los últimos contratos.Confieso que el anuncio me hizo pensar en los Community Colleges estadounidenses.

Por su nivel “pre-universitario” en los hechos, tales Colleges, han sido siempre mirados y evaluados desdeñosa y burlonamente por las universidades serias, tanto privadas como estatales, de ese país, en muchísimos casos con justa razón. Habrá que esperar entonces para ver cómo será la puesta en práctica de este instituto universitario provincial para evaluar desapasionadamente la calidad de sus títulos.

Es banal afirmar que las necesidades de una región son muchas y de muy diverso tipo. Algunas las cubren legítimamente o pueden hacerlo – con mayor o menor acierto – instituciones educativas de nivel terciario con “tecnicaturas”. Éstas se ofrecen para el corto plazo, en función de la producción, de los servicios públicos y privados, de las formas de gerenciarlos, administrarlos, darlos a conocer, etc., ya sean sociedades capitalistas neoliberales o socialistas pues para el caso es lo mismo.

Y es bueno – incluso para el nivel “cuaternario” de la Universidad – diversificar las ofertas de capacitación en la Patagonia. Pero, claro, otras necesidades de la región no pueden ser satisfechas por esas instituciones terciarias y esto hay que dejarlo tajantemente afirmado.

Palpito, por otra parte, que es el primer paso para la creación de la Universidad del Virch. Quizás esta puede llegar a ser una buena noticia para mejorar en el Chubut la actual estructura de los estudios universitarios, estructura que, a mi juicio, conspira - si no queremos ponernos vendas en los ojos - contra la calidad y excelencia académica de ellos.

Por eso, creo que ni la vaga presentación hecha por el ruidoso anuncio de la creación de esa pretendida universidad provincial, ni la prepotencia acostumbrada del gobernador, ni las “acusaciones” altaneras que hizo a nuestra Universidad, han de excusarnos de hacer un debate a fondo de la nuestra, de pensar cuáles han de ser las fuentes específicas de nuestro prestigio, cuáles los criterios de inserción regional y cuál la forma universitaria de llevarla a cabo (porque hay muchas formas de insertarse, pero la universidad tiene una que es intransferible e indelegable y ha de estar clara y precisamente establecida y acordada), cuáles desafíos tenemos y queremos enfrentar ante los cambios que se están produciendo mundialmente en la manera de entender las nuevas maneras universitarias hoy, etc., etc.. Esta lista es apenas una sugerencia…

Las universidades tradicionalmente han tenido a su cargo la producción de teorías, conocimientos, métodologías y desarrollos tecnológicos “superiores”, los más confiables y de mayor fundamento y alcance teóricos, necesarios para la toma de decisiones políticas, legislativas y judiciales de última instancia en materias relativas a I+D, a la salud, al medioambiente, a la selección de la tecnología adecuada y su uso racional, a la economía, a la conformación de las estructuras mentales deseables en la población, a la inculcación de los valores para la vida en común, etc., etc., etc.. Otra vez, esta es apenas una sugerencia y quien me lea puede configurar una mejor sin lugar a dudas.

En función de ese futuro debate, tentativa y esquemáticamente insinúo algunas de las tensiones que desafían hoy a las instituciones universitarias en el mundo y que apunta a establecer una agenda para fijar equilibrios y preferencias (son lugares comunes, genéricos, y me da algo de vergüenza exponerlos, pero como poco se debate en nuestra Universidad sobre ellos, no me parece ocioso recordarlos):

*Garantizar excelencia de calidad internacional en sus títulos de postgrado y de grado y responder (o buscar hacerlo) a una mayor población estudiantil;

*Establecer procedimientos de excelencia sin menoscabo de la libertad de cátedra;

*Investigar cuestiones de mediano y largo plazo en temas prioritarios y dar respuesta a cuestiones científico-técnicas y sociales en el corto plazo;

*Combinar la excelencia de la investigación con la excelencia de la docencia;

*Equilibrar la formación social, política y ética con la formación e información científico-tecnológica;

*Conservar su autonomía sin perder el sentido de su responsabilidad ciudadana y social en el manejo racional de los dineros públicos;

*Mantener cierta autocracia mínima dependiendo del erario público y no público (con sus inevitables condiciones);

*Prestar con generosidad servicios a la comunidad sin disminuir la calidad de su enseñanza;

*Diversificar sus programas y oferta incluso ante una disminución presupuestaria ayudada con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación;

*Vincularse internacionalmente en redes y abrirse a la virtualización de sus acciones investigativas y docentes defendiendo sus peculiaridades locales;

*Auto-custodiar continuamente su sistema de gobierno (en cualesquiera de sus formas pues no hay una única) a fin de que éste no conspire contra su finalidad de “educación superior” de la comunidad; Etc.

La postergación de estos debates podría generar una anemia institucional difícil de calcular en un mundo universitario (o de propuestas alternativas a él, usen ellas o no ese título de prestigio) tan expansivo y sin fronteras como el actual.

He hablado demasiado… Lo dejo aquí, aun siendo consciente de que es un borrador escrito a la ligera que puede menguar mi prestigio ya bastante limado…

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